Tras permanecer cerradas 175 días por la contingencia sanitaria ocasionada por el coronavirus Covid-19, las zonas arqueológicas de Tulum, Coba, Muyil y San Gervasio, ubicadas en el estado de Quintana Roo, reabrieron sus puertas, pero para garantizar la seguridad de los visitantes lo hacen bajo estrictas medidas de seguridad e higiene.
Mientras el semáforo permanezca en amarillo, los cuatro sitios arqueológicos tienen un horario de visita de lunes a domingo de nueve de la mañana a tres de la tarde, momento en que se vende el último boleto de entrada.

El aforo permitido, en Tulum es de 2,000 personas diarias y en Cobá de 1,000 visitantes. En ambos sitios, solo se permite la entrada de grupos con un máximo de 10 personas, incluidos los grupos guiados por operadores de servicios turísticos.
En tanto, en San Gervasio y Muyil no hay límite especificado, dado que la afluencia de visitantes es menor.
Protocolos de sanidad

Es fundamental informales a los viajeros que no se les permitirá la entrada a las zonas arqueológicas de Quintana Roo, si no portan cubrebocas. Además de que deben mantener, en todo momento, una sana distancia, estableciendo una separación entre personas de al menos 1.5 metros.
En la entrada de cada zona arqueológica de Quintana Roo se colocaron filtros sanitarios para la toma de temperatura de los visitantes.
Es importante que los visitantes estén informados de estos protocolos para evitar que se les niegue la entrada.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, todas las medidas implementadas en los cuatro sitios arqueológicos están alineadas con los protocolos emitidos por la Secretaría de Salud.
También informó que se están llevando a la práctica acciones puntuales para el regreso ordenado y seguro de los visitantes y de los trabajadores a las zonas arqueológicas de Quintana Roo, con el objetivo de cuidar la salud y disminuir el riesgo de contagio en estos espacios.
Si bien, las cuatro zonas arqueológicas están al aire libre, las visitas desordenadas y sin consciencia de los viajeros podrían provocar un rebrote que ponga en riesgo no solo a los viajeros, sino a la comunidad.